26. LA SINGULAR LAGUNA DE TALAYUELAS
Hay una algarabía de patos lanzando al aire sosegado de la tranquila mañana otoñal sus graznidos, si es que resulta lícito aplicar este término, propio de cuervos, gansos y similares, al simpático (aunque en ocasiones malhumorado) palmípedo que encuentra en la laguna de Talayuelas un hábitat generosamente apropiado. Están felices los gallipatos (realmente, así se llama la especie dominante en este paraje) cuando la generosidad de las lluvias encuentra su reflejo directo en el paralelo enriquecimiento de las corrientes fluviales y, de remate, en el nivel freático de la laguna. Y eso, el agua abundante, es bueno para todos los habitantes del mundo natural (también, claro, para el ser humano) pero muy en concreto para la barahúnda de aves llegadas hasta aquí cada temporada en busca de espacios para nidificar. Se pueden ver, en las épocas propicias para ello, el zampullín chico, el ánade real, el rascón común, la polla de agua, la focha común, la garza real, el pato cuchara, estos d